lunes, 19 de noviembre de 2012
Nuestra raiz es Cristo
“Se llenan de savia los árboles de Jehová”. Salmo 104:16
Sin savia , los árboles no pueden florecer ni existir, la vitalidad es esencial para el cristiano. Para poder ser árboles del Señor debe, en nosotros, haber vida , ese principio vital que nos comunica, el Espíritu Santo. El mero nombre de cristiano es solo cosa muerta; tenemos que estar llenos del espíritu de la vida divina. Esta vida es misteriosa. No entendemos la circulación de la savia; no conocemos la fuerza por la cual asciende ni por la que desciende. También la vida que está en nosotros es un sagrado misterio. La regeneración obrada por el Espíritu Santo, que entra en el hombre y llega a ser su vida. Esta vida divina en el creyente se nutre después de la carne y de la sangre de Cristo, y se sostiene con el alimento diario, pero nadie puede explicarnos de donde viene y a donde va.¡ Que cosa secreta es la savia! Las raices se introducen con sus fibras, pero no podemos verlas absorbiendo los diversos gases o transformando en mineral lo vegetal. Esta obra se realiza oculta bajo tierra. Nuestra raiz es Cristo Jesús, y nuestra vida está escondida en Él; este es el secreto del Señor. La raiz de la vida cristiana es,cono la vida un secreto. ¡Cuan permanentemente activa es la sabia en el cedro! En el cristiano,la vida divina está siempre llena de energía no siempre lleva fruto, si no obra interiormente. Los dones del creyente no siempre trabaja por el Señor, pero su corazón vive siempre en él. Como la savia se manifiesta produciendo las hojas y los frutos del arbol, así los dones de un verdadero cristiano se exteriorizan en su conducta y en su conversación. Si hablas con él no puede dejar de hablar de Jesús. Si observas sus actos, verás que ha estado con Jesús. Tiene en su interior tanta savia, que debe llenar con vida su conducta y conversación