miércoles, 31 de octubre de 2012

Yendo a Él vamos del destierro al hogar

Levántate oh amiga mía, hermosa mía, y ven. Cantares 2:10 ¡He aquí, oigo la voz de mi Amado! ¡El me habla! El buen tiempo se presenta sonriente sobre la faz de la tierra, y Jesús no quiere tenerme dormido espiritualmente mientras la naturaleza despierta del sueño invernal. El me ruega que me levante, y tiene razón, pues he estado mucho tiempo entre las ollas de la mundanalidad. El se levantó, y yo me levanté en él. ¿Por qué pues tengo que estar apegado al polvo? De los amores de los propósitos y de las aspiraciones inferiores quiero elevarme a Él. El me llama con el dulce nombre de “amiga mía” y me considera hermosa. Este es un buen motivo para que me levante. Si tanto me elevó y me trata tan amablemente, ¿cómo puedo permanecer en las tiendas de Cedar y hallar agradables compañías entre los hijos de los hombres? Él me dice: “Vente”, Él me llama para ir lejos, muy lejos de todo lo que es egoísta, rastrero, mundano, pecador; sí me llama del mundo exteriormente religioso, que no Le conoce y no simpatiza con el misterio de la vida superior. “Vente” no suena en mis oídos desagradable, pues, ¿Qué hay en este desierto de vanidad y pecado que pueda sostenerme? ¡Oh Señor mío! Tú quieres que vaya a ti; pero yo estoy preso entre las espinas y no puedo zafarme de ellas como deseo. Yo quisiera, de ser posible, no tener ojos, ni oídos, ni corazón para el pecado. Me llamaste a ti diciendo “vente” y es en verdad un llamado melodioso. Ir a ti es ir del destierro al hogar, es llegar a tierra salvado de furiosa tormenta; es ir al descanso a la cumbre de mis anhelos. Pero, Señor ¿Cómo puede una piedra levantarse, como puede una masa de barro salir del horrible abismo? ¡ Oh, levántame, atráeme! Tu gracia puede hacerlo. Envía a tu Santo Espíritu a encender la sagrada llama e tu amor en mi corazón y seguiré levantándome

martes, 30 de octubre de 2012

Es justo alabar a Dios y bendecir su nombre

Cantad la gloria de su nombre; poned gloria en su alabanza. Salmos 66:2 No se ha dejado a nuestra propia elección el alabar o no alabar a Dios. La alabanza es el más justo tributo debido a dios, y cada cristiano, como recipiente de la gracia divina, está obligado a alabar a Dios todos los días. Es cierto que no debemos ningún precepto dogmático en cuento a la alabanza diaria, no tenemos mandamientos que nos señalen determinadas horas para dedicarlas al canto y a la acción de gracias, pero la ley escrita en el corazón nos enseña que es justo alabar a Dios. El mandamiento escrito viene a nosotros con tanta fuerza como si hubiese sido registrado en las tablas de piedra, o enviado a nosotros desde la cumbre del Sinaí. Si, es deber del cristiano alabar a Dios. No solo es un ejercicio agradable, sino una absoluta obligación de su vida. No pienses tú, que siempre te estás lamentando, que en esto eres inocente; ni supongas que puedes cumplir con tu deber para con Dios, sin elevar cantos de alabanza. Tú estás obligado por los vínculos de su amor a bendecir su nombre mientras vivas, y su alabanza debiera estar siempre en tu boca; pues tú eres bendecido con el fin de que bendigas su santo nombre. “Este pueblo crié para mí- dice el Señor-; mis alabanzas publicará”. Si tú no alabaras a Dios, no estás dando el fruto que el Divino Labrador tiene derecho a esperar de tus manos. No cuelgues. Pues tu arpa sobre los sauces, si no bájala y procura, con corazón agradecido, hacerle producir su mejor música. Levántate y canta sus alabanzas. Con el amanecer de cada mañana, eleva tus notas de acción de gracias; y que dada puesta de sol sea seguida con tu canción. Ciñe la tierra con tus alabanzas, y cércala con una atmósfera melodiosa, y Dios, desde los cielos, escuchará tu música y la aceptará. LECTURAS MATUTINAS (SPURGEON)

lunes, 29 de octubre de 2012

Veremos el rostro de Dios

En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza. Salmos 17:15 La heredad de las gentes del mundo alimenta sus cuerpos y enriquece a sus hijos; mas la heredad del creyente es de otra clase. Los hombres del mundo cifran su tesoro en la tierra, mas los hombres del siglo venidero miran más lejos y más alto. Nuestra posesión es doble. Tenemos la presencia de Dios aquí, y su semejanza, después. Aquí vemos el rostro del Señor en justicia, porque en Cristo Jesús somos justificados. ¡Qué gozo ver el rostro de un Dios reconciliado! La gloria de Dios, vista en el rostro de Jesucristo, nos trae el cielo a la tierra; mas allá arriba será el cielo de los cielos. Hay más todavía: seremos transformados en aquello que contemplamos. Dormiremos algún tiempo, y después despertaremos para convertirnos en espejos que reflejen la gloria de nuestro Señor. La fe ve a Dios con una mirada que transforma. El corazón recibe la imagen de Jesús en todas sus profundidades, y su carácter queda impreso en el alma. Esta es una verdadera satisfacción. Ver a Dios y ser semejante a Él. ¿Qué más podré desear? La confianza cierta de David se trocó,por el Espíritu Santo, en una promesa del Señor. La creo, la espero. Señor, concédemela. Amén. Libro de Cheques (Spurgeon)

Devocional

Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28:18-20 El discipulado empieza entes que la conversión, el discipulado es ayudar a las personas a arreglar las relaciones. El discipulado se da en las relaciones personales, relaciones profundas. Restaurar, arreglar, perfeccionar, concertar, para la obra del ministerio. Filipenses4:5; hechos 11:25, 16:1-3; Efesios4:11-12; 2Timoteo 2:2 (Extracto de la predicación del domingo 28 de octubre de 2012 del pastor Celso Thomazini)

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lunes, 8 de octubre de 2012

Bienaventuranzas

Esta es la ultima predicación de la serie de las Bienaventuranzas
Domingo 7 de octubre de 2012
Pedro Blois
Mateo 5:10-12.
"Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de Dios. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque asi persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros."
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lunes, 1 de octubre de 2012

Cristo es poderoso para salvar

Grande para salvar. Isaías 63:1 Por la frase "para salvar", entenderemos el conjunto de la gran obra de la salvación, desde el primer deseo santo asta la completa santificación. Estas palabras encierran multum inparvo. En realidad tenemos aquí toda la misericordia en una palabra. Cristo no solo es poderoso para salvar a los que se arrepienten, sino también para hacer que los hombres se arrepientan. Él llevará al cielo a los que creen; y además, es poderoso para dar nuevos corazones a los hombres y producir en ellos fe. Jesús puede hacer que el hombre que odia la santidad, la ame; y a que el que desprecia su nombre, doble ante Él sus rodillas. Más aun, pues el poder divino se ve igualmente en la obra posterior. La vida del creyente es una serie de milagros realizados por el "poderoso Dios". La zarza arde pero no se consume. Jesús es poderoso para mantener a los suyos en la vida de santidad en que los colocó y para preservarlos en su temor y su amor, hasta perfeccionar, en el cielo, sus vidas espirituales. El poder de Cristo no consiste en hacer que uno crea para luego dejarlo que se las arregle por sí solo. Todo lo contrario, pues el que empezó la buena obra, la perfeccionará. El que imparte el germen de la vida al alma muerta, sigue la obra y la fortalece hasta romper toda ligadura pecaminosa y hasta que el alma suba perfeccionada de la tierra al cielo. Creyente aquí tienes estimulo. ¿Oras por algún amado? No dejes de orar, pues Cristo es "poderoso para salvar". Tu eres impotente para domar al rebelde, pero tu Señor es todopoderoso. Préndete de ese potente brazo y excitalo para que dé su fuerza. ¿Te inquieta tu situación? No temas, su poder es suficiente también para ti. Tanto para empezar la buena obra en otros como para proseguir la que ha empezado en ti, Jesús es "poderoso para salvar". La mejor prueba de esto : "El te ha salvado, y también ha derramado mil bendiciones sobre ti. Lecturas Matutinas (Spurgeon)

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