martes, 20 de diciembre de 2016

"Emanuel"

Predicación del domingo 18 de diciembre de 2016.
Pastor Pedro Blois.

Is 9:1-7; Lc 1:26: Lc 2:1-20; Jn1:1-18

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lunes, 12 de diciembre de 2016

jueves, 8 de diciembre de 2016

Afirma tu corazón en el evangelio


“No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas.” (Hebreos 13:9)
El escritor de la Epístola a los Hebreos, terminando ya su carta, nos recuerda la imperiosa necesidad de afirmar el corazón en la gracia del evangelio, y no en la religión que confía en la ley. Sus destinatarios, el pueblo judío que había aceptado a Jesús, era ahora fuertemente tentado a perder dicho enfoque, apoyándose en normas sobre qué alimentos o “viandas” debían comer y cuáles no, abrazando así una justicia religiosa, muy insuficiente en comparación con la justicia que Cristo nos ofrece, y que al mismo tiempo Dios nos demanda.
Por otro lado, el autor era muy consciente del terrible peligro que estas enseñanzas entrañaban, las cuales eran capaces de mantener el corazón completamente confiado a pesar de estar apoyado en una enseñanza hueca, cuya obediencia no aportaba beneficio alguno, lejos de la salvación que Dios había provisto. Cualquier religión, incluyendo la que se presenta como “cristianismo”, en este sentido, es un veneno mortal para el corazón, el cual permanece ajeno al engaño de sus falsas promesas.
Hoy en día necesitamos afirmar igualmente nuestros corazones en el evangelio. Cualquier otro lugar en donde el corazón se apoye nos aleja de Dios y de su gracia. El evangelio es la noticia de que Dios, única y exclusivamente a través de Jesús, vuelve a tener comunión con nosotros a pesar de nuestro pecado. El mensaje de que Dios nos salva, no por lo buenas personas que podamos llegar a ser, sino por la obediencia y la sangre de Jesús. ¡Necesitamos meditar en las verdades del evangelio que la Palabra nos presenta hasta que nuestros corazones se establezcan firmemente en él, siendo así transformadas nuestras vidas!
Por Carlos Vela