martes, 9 de abril de 2013

LA ORACION EFICAZ


¿Con qué se podrían comparar las plegarias de Daniel? Me parece a i que en intensidad eran como truenos y relámpagos a las puertas del cielo. ”Oh, Altísimo, Tú me has traído hasta este punto así como llevaste a Jacob al vado del río Jaboc, y tengo la intención de estar contigo toda la noche y luchar hasta que llegue el alba. No  puedo dejarte y no te dejare hasta que me bendigas “(Génesis 32:26). Ninguna oración producirá una respuesta inmediata, si no es una oración ferviente. “La oración del justo es poderosa y eficaz” Santiago 5:16, pero si no es ferviente no podemos esperar que sea eficaz. Tenemos que evitar  el lenguaje florido.  Debemos de pedirle a Dios que derrita las congeladas cavernas de nuestra alma, y que convierta nuestros corazones en hornos de fuego ardiendo  siete veces más. Si nuestros corazones no arden, quizás nos preguntemos si Jesús está con nosotros. Él ha amenazado con vomitar de su boca a quienes no son fríos ni calientes, apocalipsis 3:16. Si es cierto que Él es “fuego consumidor”, no tendrá comunión con nosotros hasta que nuestras almas crezcan, maduren  y se conviertan también en “fuego que consume”.
¡Ah, por un poderoso clamor! ¡Un clamor! ¡Que estremezca los ámbitos celestiales! ¡Un clamor que abra las puertas del cielo! ¡Qué sea  irresistible para Dios! ¡Un clamor que los santos eleven juntos en amor y llenos en amor y llenos de pasión santa!
Deja que Dios arroje la piedra en el pozo estancado de su iglesia y podamos ver como las ondas del avivamiento son expandidas a través de todo el mundo. El reino de Dios se extenderá y verán días de refrigerio y fluyendo  de la presencia  del Señor. Permítanme decir ahora ante su vista que aun si a Él no le place oírnos al comienzo de nuestra suplica, es nuestro deseo esperar en Él hasta que lo haga. Aun permaneces escondido tras las montañas, pero esperaremos por Ti como aquellos que esperan la mañana. ¡Pero no te tardes Dios, nuestro!