jueves, 11 de julio de 2013

El cristiano y la crisis: gozo indestructible


David Barceló

Este es el tercer artículo en la serie del cristiano y la crisis. En un primer momento hablamos del gozo que viene de Dios; para luego meditar más en elcontentamiento. Lo que veremos ahora es que aun en tiempos de crisis, el creyente puede sentir una profunda paz, porque el gozo del cristiano se halla firmemente anclado en la bondad y la generosidad de Dios. El carácter de nuestro Dios se expresa en todo lo que Él ha hecho, y el creyente que descansa en estas verdades ve cómo crece en una actitud de gozo y contentamiento. Dios es nuestro Padre celestial, y cuida de sus hijos proveyendo para ellos. Pero nuestro gozo puede crecer aún más si meditamos en las cuatro verdades bíblicas que nos faltan por ver. Vayamos un paso más allá, para forjar del todo el gozo del cristiano y hacer de él un gozo indestructible.

Verdad 7: Dios sabe lo que de verdad necesitas

Él sabe lo que de verdad te conviene, y Él cuida de ti. ¿Crees esto? Muchas veces los padres no les damos a los hijos todo lo que nos piden, sino lo que creemos que es mejor para ellos. Somos pecadores, y fácilmente nos dejamos dominar por la codicia, pero el Señor sí sabe lo que me conviene y de qué tengo necesidad. El Señor me ha prometido que no me va a faltar sustento y abrigo… que no tengo por qué afanarme por esas cosas… que solo he de confiar en Él… La Palabra nos recuerda que Dios “no dejará padecer hambre al justo” (Proverbios 10:3) y que “teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo” (1 Timoteo 6:8-9).

“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” (Mateo 6:25-26).

Verdad 8: Dios es el que da y también el que quita

Es cierto. Aunque te parezca extraño escucharlo, Dios es el que te priva de cualquier bendición material. Recuerda que todo lo que tienes, lo tienes porque Dios te lo da… Que todo lo que no tienes, no lo tienes porque Dios no te lo da… Que todo lo que tenías y has dejado de tener, lo has dejado de tener porque Él te lo ha quitado… “El Señor dio, y el Señor quitó”…

Es normal que un padre dé cosas a sus hijos… y es normal que un padre quite cosas de las manos de sus hijos, si Él lo considera oportuno. Por supuesto nos hemos de gozar en las cosas que Dios nos da. Sus bendiciones son señal de su bondad y cuidado con nosotros, pero cuando Dios nos quita sus bendiciones sigue siendo nuestro Padre amoroso. Es Dios quien permita una crisis económica y un tiempo de escasez, y es Dios quien está esperando que este mundo consumista mire al cielo y clame a Él. Si has perdido el trabajo, si sufres privaciones, si estás en dificultades… ¿Estás como José en el pozo? ¿Estás como Jonás en el pez? ¿Estás como Pablo en la cárcel? ¡Entonces clama al Padre! “¿Señor, qué quieres cambiar en mi corazón? ¿Cómo puedo crecer en confianza y dependencia de ti? ¡Señor socórreme! ¡Señor ayúdame!” Porque, “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra”, Salmo 73:25.

Verdad 9: ¡La verdadera riqueza es espiritual!

Cuando nos faltan las bendiciones materiales es el mejor momento para centrar nuestra atención sobre las bendiciones espirituales. Es como si la niebla se disipara y pudieras ver mejor el horizonte. Dios es el que te da todas las cosas; Dios es el que te priva de todas las cosas; y cuando Dios te quita aquello que te puede quitar es porque quiere que fijes tus ojos en aquello que nunca te va a quitar. ¡Mira la grandeza de tu tesoro celestial y deja a un lado las pequeñeces de esta vida! ¡Mira la ciudad eterna cuyas puertas son de perla y cuyas calles son de oro, y verás las cosas de esta tierra con otros ojos!

¡El dinero es menos material de lo que pensamos! Se establece una profunda comunicación espiritual entre el creyente y Dios a través del dinero y el uso de los bienes. Centra tu mirada en la verdadera herencia. En el verdadero tesoro. En la corona de justicia. En la Salvación Eterna.

“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:19-21).

Verdad 10: ¡El gozo del cristiano es indestructible!

¡Habacuc nos invita a gozarnos aún en medio de la adversidad, porque no tenemos nuestro gozo puesto en las posesiones, sino en Aquel que lo posee todo! “Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación” (Habacuc 3:17-19).

Moisés dejó su palacio en Egipto para servir a Dios en el desierto; José salió de la casa de su padre para ser esclavo en casa de Potifar; Job perdió todo lo que tenía y se mantuvo íntegro ante Dios; Pablo sufrió persecución y escasez y Dios proveyó de todo lo necesario para él; Elías se escondió de Jezabel en una cueva y el Señor envió cuervos que le traían comida. En la Palabra de Dios encontramos a los hijos de Dios viviendo grandes crisis, y en medio de la crisis se fortaleció su fe y Dios proveyó de lo necesario. No miraron las riquezas materiales, sino las riquezas espirituales de Dios, y su gozo y su paz fueron indestructibles.

¿Sabes cuál ha sido la crisis más grande de la historia? El Rey del universo dejó su trono, su gloria, su grandeza, sus riquezas infinitas, su ejército de ángeles, y se hizo pobre, indefenso, pequeño. El Hijo de Dios se hizo hombre. El Creador tuvo hambre. El Agua de vida tuvo sed. El que es tres veces Santo sufrió nuestro pecado. Créeme: Jesucristo sufrió la crisis más grande de todos los tiempos. Pero Él no la sufrió como tú o yo… porque tú y yo nos resistimos delante de la crisis, queremos evitarla, huir de ella; tú y yo no queremos sufrir la prueba y sin embargo Cristo quiso.

Él, “siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:6-11).

Cristo sufrió la crisis más grande la historia, porque esta crisis, esa renuncia, ese sacrificio, no lo podías sufrir tú. Él sufrió por ti, Dios el Padre le restauró, y ahora todas sus riquezas celestiales son tuyas por medio de la fe. Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, no necesariamente de tus problemas cotidianos, pero sí del Problema más grande e importante de tu vida: el pecado que te separa de Dios. Ese es el Problema que debiera quitarte el sueño y debiera de preocuparte noche y día hasta hallar la solución, hasta poder encontrarte cara a cara con el Señor Jesucristo.

Él dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Si en Cristo has hecho las paces con Dios, entonces podrás exclamar “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:16-18).

Que Dios te bendiga.

http://thegospelcoalition.org/blogs/espanol/2013/06/06/el-cristiano-y-la-crisis-gozo-indestructible/