martes, 2 de julio de 2013

¡ VEN !


El clamor de  la religión cristiana está encerrado en esta dulce palabra: “ven”. La lay judaica dice duramente, “ven y mira bien por donde caminas, si quebrantas los mandamientos, perecerás, si los guardas, vivirás”. La ley era una dispensación de terror que atraía a los hombres con castigos, pero el Evangelio los atrae con cuerdas de amor. Jesús es el buen pastor que va delante rogando a las ovejas que lo sigan y atrayendolas con esta dulce invitación , “ven “.  La lay aleja, el Evangelio atrae. La ley muestra la distancia que hay entre Dios y el hombre, el Evangelio pone un puente sobre aquel espantoso precipicio y persuade al pecador a que lo cruce. Desde el comienzo de tu vida espiritual hasta que entres en la gloria, Cristo te dirá, “ven, ven a mi”. Jesús es como una madre que extiende su dedo a su hijito y lo invita a caminar diciéndole, ven. El siempre va delante de ti, rogándote que lo sigas como sigue el soldado a su capitán. Jesús  ira siempre delante de ti para abrirte el camino y quitar los estorbos de tu sendero, u tu oirás su animadora voz que te invita a seguirlo por toda la vida. Y en la solemne hora de la muerte, éstas serán las dulces palabras con las que te introducirá en el mundo celestial, “ven, bendito de mi Padre”
Aun mas, esta invitación que él te hace a ti, será la que tu le hagas él, “ven, ven”. Tu anhelaras su segunda venida, dirás continuamente “ven presto, Señor Jesús”, ansiarás tener una comunión mas intima con El. Cuando su voz te diga, ven, tu le responderás, ven Señor, habita en mi, ven , ocupa tú solo el trono de mi corazón, reina en él sin rival, y consagrame por completo a tu servicio


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