viernes, 19 de julio de 2013

“Yo te perdono. Yo te amo”



Bernie Cueto

Estaba yo recién salido del seminario y en esa semana empecé a servir como ministro y profesor de Palm Beach Atlantic University. No podía creer que me encontraba conduciendo hacia el Jackson Memorial Hospital en Miami, donde tres de nuestros jóvenes estudiantes habían sido hospitalizados a causa de un terrible accidente automovilístico. Dos de los jóvenes estudiantes murieron. Tenían toda su vida por delante.

Mis emociones se apoderaron de mí. “Tengo dos hijos”, pensé. ¿Qué pasaría si uno de estos fuera mi hijo? Los siguientes días fueron muy duros emocionalmente para todos en la universidad. Abrimos la capilla para oración. Un encuentro pastoral tras otro, una pregunta tras otra: “¿Cómo pudo Dios permitir que esto sucediera?” El servicio celebrado en la Primera Iglesia Bautista de West Palm Beach se llenó a capacidad. Era la iglesia donde los padres de uno de los muchachos se habían casado años antes.

Yo no podía ir más allá del pensamiento: “¿Y si hubiera sido uno de mis hijos?”

El joven conductor decidió asistir al servicio. Fue una decisión valiente, pero hasta yo me quedé pensando si esto causaría una escena o una explosión allí.

Empecé a pensar: “¿Qué pasaría si mi hijo fuera el conductor?”

Yo vi cómo el conductor se abrió paso entre la multitud hacia uno de los padres. Todo el mundo estaba mirando. El padre lo vio. Se abrió paso entre la multitud y tomó al chico por su camisa, tirando de él hacia su pecho. Se acercó a él y le dijo: “¡Te perdono! ¡Te amo!” Esto fue una explosión de perdón y de amor.

De pronto, me encontré a Jesús en las palabras de un padre hacia un hijo sufriendo en medio de un servicio memorial.

Dios da gracia al culpable. El Padre amoroso dio a su Hijo unigénito para que el mundo pueda experimentar Su amor y perdón. Tal vez usted ha experimentado Su perdón al encontrarse con Él en el momento de su necesidad más profunda. Tal vez ha llegado el momento de extender ese mismo perdón a un ofensor culpable. Recuerde Su regalo de perdón en este tiempo.

¿Por qué debemos perdonar? Necesitamos perdonar para así poder seguir adelante con nuestras vidas. Perdonar no significa olvidar, o decir que usted ya no está sufriendo. El perdón es la tarea más difícil que Dios les pide a Sus hijos. Tal vez usted se aferra a la ira en contra de amigos que nos han abandonado y dado la espalda cuando más los necesitábamos. Quizás un jefe se está aprovechando de usted y no le respeta como usted se merece. Puede que usted tenga un familiar que le ha herido más que lo que ningún enemigo jamás pudiera. Tal vez su padre ha violado su papel de protector y proveedor en su vida y le ha dejado cicatrices y heridas, y usted piensa que esto es solo la manera en que tiene que ser. La Biblia enseña que si usted ha sido perdonado, usted necesita perdonar. Perdone como el Señor lo perdonó a usted.

A través de los años he aprendido dos verdades relacionadas con el perdón:

La gratitud es la motivación del perdón. Ya que sus pecados han sido perdonados, ¿no debería, en agradecimiento por la multitud de sus pecados perdonados, extender el perdón a los demás?

La miseria es el resultado de la falta de perdón. Es posible que usted sea un seguidor de Jesús y sin embargo tenga resentimiento hacia alguien. Esto significa que, a pesar de que usted es un cristiano, usted vivirá una miseria en su vida. No perdonar a alguien que le ha herido es como tomar veneno esperando que le haga daño a la otra persona; en realidad solo le hará daño a usted.

No sé lo que pasa en su interior, los recuerdos que le atormentan, o el dolor con que vive por el mal que alguien le provocó, pero yo conozco la humanidad lo suficiente para saber que la mayoría de personas, en un momento u otro, ha sido maltratada por alguien. Cuando eso sucede, la perspectiva se nubla. Ha habido manipulación. Ha habido un trato injusto. Ha habido rechazo. Le han hecho daño de manera deliberada.

¿Recuerda a José en el libro de Génesis? Fue vendido como esclavo por sus hermanos,  luego acusado de algo que no hizo y arrojado en la cárcel. Nunca pudo recuperar esos años sin las personas que él amaba. Cuando al fin se reúne de nuevo con sus hermanos, José les dice: “Ustedes se propusieron hacerme mal, ¡pero Dios dispuso todo para bien!”

Servimos a un Dios que da Su gracia a los culpables. Él se la extiende a usted para que usted pueda extendérsela a otros

http://thegospelcoalition.org/blogs/espanol/2013/07/18/yo-te-perdono-yo-te-amo/