lunes, 2 de diciembre de 2013

¿CUANTOS PANES TENEIS?

Por Pedro Blois


Era evidente que los discípulos no tenían suficientes panes como para alimentar a tamaña multitud. Jesús lo sabía. Pero entonces, por qué hacer la incómoda pregunta: “¿Cuántos panes tenéis?” Jesús quería asegurarse que los discípulos sabían la respuesta. Antes de hacer el milagro, ellos debían considerar la realidad de su insolvencia. El que provee, es también el que recibe la gloria. Es necesario que nos deparemos detenida, y dolorosamente, con nuestra falta, de modo que el Dios que provee, sea también glorificado.
Tal vez algunos estén viviendo una situación similar a la de los discípulos. Han sido llamados a una preciosa tarea, pero la patente realidad de su incompetencia abarca todos sus pensamientos. El Señor os ha preguntado “cuántos panes tenéis”, y no podéis más que reconocer vuestra necesidad. Puede que os sorprenda que os diga que esta no es una mala posición. Es posible que estéis a punto de ver grandes cosas.  

Dicho esto, ¿qué hacer en tal condición? Los discípulos se quejaron de que, en efecto, era imposible que consiguiesen pan para alimentar a tantas gentes. Estaban resignados ante lo que les parecía un absurdo. De todos modos, Jesús hizo el milagro. ¡Su gracia superó la incredulidad de los suyos! Pero, ¿qué esperaría Jesús de sus discípulos? ¿Cuál debía ser su actitud la próxima vez? Considero que él esperaba que ellos pidiesen. Ante la consideración de su insolvencia, ellos debían pedir a Aquel que es todo suficiente. Hermanos, hay gracia abundante para toda tarea, para toda buena obra en el Reino.