Él protege nuestra felicidad del sufrimiento cuando dice,
Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos. (Mateo 5:11-12)
Nuestra gran recompensa en el cielo rescata nuestro gozo de la amenaza de la persecución y el oprobio.
Además, él protege nuestro gozo del éxito cuando dice,
Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. (Lucas 10:20)
Los discípulos fueron tentados a poner su gozo en el éxito ministerial. “¡Aún los demonios se nos sujetan en su nombre!” (Lucas 10:17). Pero eso hubiera cortado su gozo de la única ancla segura.
Así que, Jesús protege su gozo de la amenaza del éxito al prometer la gran recompensa del cielo. Regocíjense en esto: que sus nombres están escritos en el cielo. Su heredad es infinita, eterna, segura.
Nuestro gozo está seguro. Ni el sufrimiento ni el éxito pueden destruir su ancla. Grande es su recompensa en el cielo. Su nombre está escrito allí. Está seguro.
Jesús ancló la felicidad de los santos sufrientes en la recompensa del cielo. Y él ancló la felicidad de los santos exitosos en lo mismo.
Y así nos liberó de la tiranía del dolor y del placer mundano.
John Piper (Devocional 15 días en la Palabra)