“Mirad cual amor nos ha dado el Padre”. Si consideramos lo
que hemos sido y lo que todavía somos cuando la corrupción muestra en nosotros
su funesto poder, nos admiraremos de que Dios nos haya adoptado como hijos. Sin
embargo, ésa es la verdad, pues el pasaje dice que somos llamados hijos de
Dios. ¡ Que sublime relación es la de un hijo y que privilegio entraña! ¡Que
cuidado y que cariño el hijo espera de su padre y que amor en padre siente para
con su hijo! Pero nosotros por medio de
Cristo, tenemos todo eso y mucho mas. En cuanto a los momentáneos sufrimientos
que compartimos con nuestro Hermano Mayor, las aceptamos como un honor. “El
mundo no nos conoce porque no le conocen a El”. Nos alegramos de ser,
juntamente con Jesús, desconocidos en su humillación, pues sabemos que
juntamente con él habremos de ser exaltados.
“Amados ahora somos hijos de Dios”. Es fácil leer esto
pero no es fácil sentirlo. ¿Cómo se halla tu corazón esta mañana?¿se halla en
la profundidad de la aflicción? ¿la corrupción se levanta dentro de tu espíritu
y la gracia se asemeja a una pobre chispa pisoteada bajo los pies? No temas, tu
no tienes que vivir de tus dones ni de tus sentimientos, solo debes vivir por
fe en Cristo. Aunque todo nos sea
contrario, aunque estemos en la profundidad de la aflicción, ya estemos en la
montaña o en el valle, el pasaje dice que ahora somos hijos de Dios. Pero-
dices tú- yo no estoy bien ataviado, mis dones no me destacan y mi justicia no
brilla esplendorosamente. Hermano lee otra vez el texto: “Aun no se ha
manifestado lo que hemos de ser, peros sabemos que cuando él apareciere,
seremos como es él”. El Espíritu Santo purifica nuestras mentes y el poder
divino perfeccionará nuestros cuerpos y entonces le veremos como es él.SPURGEON