lunes, 21 de julio de 2014

MENTE Y CORAZON



Pedro. B. Blois.                                

Dios ha creado el alma humana con dos facultades básicas: la mente y el corazón. La mente es el instrumento por el que percibimos la realidad, razonamos y juzgamos a partir de ella. En este sentido, la mente es algo así como los ojos del alma, con los cuales vemos lo que nos rodea. Pero lejos de ser espectadores impasibles de lo que vemos, tenemos un corazón, que se inclina afectivamente ante aquello que percibimos, diciéndonos si lo aprobamos o no, si nos gusta, o nos aborrece. 
Estas dos facultades del alma nos fueron dadas por Dios, para que con ambas podamos relacionarnos con Él. Dios nos ha hablado mediante un Libro que tiene verdades proposicionales que nos empujan a  pensar, entender, razonar. Por lo tanto, la mente es fundamental en el conocimiento de Dios. Dios nos ha dado una mente para que crezcamos en el entendimiento de quien es Él, y de su perfecta voluntad – para que crezcamos en sabiduría.
Pero Dios también nos ha dado un corazón, para que el conocimiento adquirido por la mente, pueda producir afectos santos en nuestro ser – gozo, dolor, paz, turbación, compasión, indignación, y muchos otros sentimientos, todos ellos según corresponda. Por esta razón, ha de ser el deseo sincero de todo cristiano el acercarse a la Escritura, rogando al Padre por un entendimiento claro y profundo de la verdad, y por un corazón que sea movido en anhelos y deseos sinceros de Dios. La mente y el corazón siempre deben avanzar juntos en la experiencia cristiana