Por Pedro B. Blois,
El Salmo 119 abunda en versículos que proclaman nuestra necesidad imperante de comer todos los días de las Escrituras, y los innumerables beneficios de saturarnos de ella. La Biblia es la que trae vida al alma (v.25), y la que renueva nuestros corazones afligidos (v.107). Ella produce en nosotros deseos santos (v.36), y dirige nuestros pasos en la voluntad de Dios (v.105). Ella nos quebranta (v.67), y nos libera del pecado (v.11). Cuando versados en la Palabra, descubrimos en ella deleites para el alma (v.103), y riquezas sin fin (v.127).
Querido hermano, ¡no prives tu corazón de la Palabra! De ella depende tu vida. Nunca pienses que ya sabes demasiado, ni desdeñes la Escritura por ser ya muchos años a su lado. Considera conmigo, que el verdadero conocimiento de la Biblia, se refleja en una conciencia cada vez mayor de la inmensa plenitud de sus tesoros, y de lo poco que hemos avanzado. Lee la Biblia por la mañana, léela por la tarde, léela por la noche, y por la madrugada. Medita en ella de continuo. Nunca te des por satisfecho, hasta reconocer que estas creciendo en tu conocimiento de la Palabra de Dios.