miércoles, 26 de noviembre de 2014

"Un pueblo que avanza en victoria"



Por Pedro B. Blois.     

“…porque el Señor daba el triunfo a David dondequiera que iba.” (1 Crónicas 18.13b). El capítulo 18 de primera de Crónicas nos presenta una sucesión de batallas en las que el rey David, y el pueblo de Israel, se vieron involucrados. Y el gran punto de este capítulo, es que Dios les daba victoria, en cada una de sus batallas. Tal era la gracia de Dios para con el rey, y para con su pueblo, que no había enemigo a su alrededor que pudiese hacerle frente. Enfatizando el texto bíblico: Dios, le daba la victoria, “…dondequiera que iba”. 
Ahora, si esta era la realidad de aquel David, hijo de Isaí, levantado para ser rey de entre las ovejas del campo, y del pueblo de Israel que le seguía, ¿cuál no será la realidad de aquellos que, con confianza, siguen al Hijo de David, que descendió del cielo, murió en una cruz, y resucitó para darnos eterna redención? Hermanos, nosotros servimos a Jesucristo, el Rey de reyes, y Señor de señores; a Aquel, al que ningún enemigo puede hacer frente. Ciertamente, en cada una de nuestras batallas, tenemos la victoria. 
Por el solo hecho de seguir a Cristo, el pueblo de Dios se ve inmerso en un sinfín de batallas. Luchamos a cada día con el pecado, que milita en nosotros; con el Diablo, que nos tienta constantemente; con el sistema que rige este mundo, que es contrario a nuestro Dios… y sufrimos pérdidas, vejaciones, y hasta la muerte. Pero, en todas estas cosas, somos más que vencedores. El pueblo de Dios sabe, que todo, absolutamente todo lo que le acontece, solamente sirve para un cada vez mayor y eterno peso de gloria. No hay sufrimiento, dolor, presión, ni pérdida, que no termine bajo nuestros pies, sirviéndonos para un bien infinitamente mayor. Ciertamente, nuestra es la victoria.