Por Pedro B. Blois
¿Qué día se embotará tu
conocimiento de Dios? ¿Cuál será el momento en el que dejes de crecer? Será el
día en el que, a veces de manera imperceptible, comiences a creer que ya sabes
demasiado sobre Él. El peligro de la familiaridad, es que a fuerza de
convivencia, uno piensa que conoce más de lo que en realidad conoce. Leemos las
Escrituras a diario, convivimos con los hermanos de la fe, escuchamos
abundantes sermones, y comenzamos a pensar que recorremos sendas por demás
conocidas, que nos calzamos a Dios y su evangelio como las pantuflas del hogar.
Lejos de eso, el verdadero conocimiento
de Dios nos empuja a océanos infinitos por descubrir. Aún toda la eternidad no
bastará para asombrarnos ante el despliegue de su infinito poder, amor y
sabiduría. El apóstol Pablo vivía la vida cristiana, dejando lo que quedaba
para atrás, y prosiguiendo al supremo llamamiento que había recibido de
Jesucristo (Fil.3.13-14). Si el apóstol Pablo reconocía haber tanto por
delante, ¡¿cuánto más nosotros?! Busquemos entonces cultivar un corazón
hambriento por mayores medidas de la gracias divina, pues ese corazón glorifica
al Padre. Sin importar cuánto hayas avanzado, ¡hay mucho por recorrer!