jueves, 10 de diciembre de 2015

"Mente y corazón "


Por Pedro B. Blois      

Dios nos ha creado con una mente y un corazón – estas son las dos principales facultades del alma. 
Y el propósito de Dios es que podamos amarle y servirle con ambas, con todo nuestro ser interior. Amamos a Dios con nuestras mentes cuando nos sometemos a su Palabra en temor reverente, y nos adentramos a ella en una reflexión profunda y sincera. Meditamos en su Palabra para conocer a Dios, conocer su obra redentora, pero también para que este conocimiento gobierne nuestra visión de todo lo creado – familia, trabajo, ciencias, gobierno, etc. De esta manera, nuestras mentes llegan a ser verdaderos instrumentos para la gloria de su Nombre. 
Y al glorificar a Dios con nuestras mentes, recordamos que el propósito de toda reflexión es adoración – que la reflexión debe promover en el corazón afectos santos, debe llevarnos a deleitarnos en Dios. En palabras del célebre teólogo Jonathan Edwards: “Cuando aquellos que ven la gloria de Dios se deleitan en ella (corazón), Dios se glorifica más que si sólo la vieran (mente)…”. De modo que la mente debe servir al corazón - ¡pensamos en Dios, para adorar y deleitarnos en Él! La mente debe actuar como una ventana que, abierta a los jardines del cielo, nos permite contemplar su belleza, sentir su suave brisa, y deleitarnos en sus aromas. Por eso, hermano, ama a Dios, y búscale con tu mente y corazón.