miércoles, 29 de agosto de 2012
La incredulidad tiene tantas vidas como un gato
Hasta cuando no me creerán. Números 14:11
Lucha con toda diligencia por impedir entre ese monstruo llamado incredulidad, pues afrenta de tal forma a Cristo que él nos privará de su presencia, si lo insultamos consintiendo la incredulidad. Es cierto que la incredulidad es una mala hierba cuya semilla nunca podremos extirpar por completo, pero hemos de asestar golpes a su raíz. Entre las cosas odiosas, es ésta la más aborrecida. Su nociva naturaleza es tan venenosa, que tanto el que practica la incredulidad como aquel en perjuicio de quien se practica, resultan lesionados por ella. En tu lugar, creyente, el caso es más grave, pues las mercedes que Dios te dio en el pasado, acrecientan tu culpa, si dudas de él en el presente. Cuando desconfías del Señor Jesús. El bien puede clamar: "he aquí, estoy oprimido debajo de vosotros como lo está un carro cargado de gavillas". Es como coronar su cabeza con los espinas más agudas. Es cruel que la amada esposa desconfié de un afectuoso y fiel esposo. El pecado es inútil, necio e injustificable. Jesús nunca ha dado el mas leve motivo para sospechar de él. Es penoso ver que dudan de nosotros esos para quienes nuestro comportamiento es afectuoso y sincero. Jesús es el Hijo del Altísimo y tiene ilimitada riqueza. Es vergonzoso dudar de la Omnipotencia y desconfiar de la onmisuficiencia. "Los millares de animales en los collados", alcanzarán para satisfacer al hombre y los graneros del cielo no se vaciarán por más que comamos. Si Cristo solo fuese una cisterna, pronto agotaríamos su contenido, pero,¿quien puede agotar una fuente? ¡Afuera con esa falsa y traidora incredulidad, pues su único cometido es cortar los lazos de comunión y hacernos lamentar la ausencia del Salvador!. Bunyan dice que la incredulidad tiene tantas vidas como el gato. Si es así, quitémosle una ahora,y sigamos hasta dejarlo muerto.
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