lunes, 10 de marzo de 2014

DEPOSITANDO LA MENTE EN LA VERDAD





Por Pedro Blois. 



Responder a la demanda del apóstol Pedro, cuando nos llama a ceñir los lomos de nuestro entendimiento con la Biblia, y ser sobrios en nuestros pensamientos, no es tarea fácil (1 Pedro 1.13). Así como el restante de las facultades del alma, nuestra mente ha sido gravemente afectada por el pecado. Y el efecto del pecado en la mente, se muestra de manera contundente en la continua tendencia a mantener nuestros pensamientos en cosas vanas, sin valor o sentido alguno.
Parece que nuestras mentes se sienten cómodas y relajadas cuando reposan en la superficie de pensamientos vacíos y superficiales. Por otro lado, ahondar en las cuestiones que tratan de Dios, del hombre, y de las realidades eternas, nos parece denso y trabajoso. ¡Nos sentimos como si tuviésemos que levantar pesas! Pero, ¡oh!, aún aquellos que se atreven a entrar en las verdades trascendentales, lo hacen para terminar en confusión, ansiedad, y un terrible dolor de cabezas.      
Cristiano, ¡contigo no ha de ser así! Tú dispones de la Palabra de Dios, y de la mente de Cristo. Te ha sido otorgada la fuente de todo conocimiento y sabiduría, y una mente que, entrenada en ella, crecerá en gozo, esperanza, y paz. ¿A qué esperas entonces? Es cierto que tendrás que vencer lo que aún resta de esa pereza y vanidad mental, pero ¡hay gran provecho en ello! Tal vez mañana, en vez en encender la televisión, o navegar en la web, quieras gustar el gozo eterno de abrir la Biblia, y meditar en ella.